viernes, 22 de enero de 2010

OBRA PEDAGOGICA DE JUAN JACOB ROUSSEAU

“EL IMPACTO DE JUAN JACOBO ROUSSEAU EN LA EDUCACIÓN”

Rousseau consideraba a la educación como el camino idóneo para formar ciudadanos libres conscientes de sus derechos y deberes en el nuevo mundo que se estaba gestando.
Rousseau pensaba que el niño debía de ser equilibrado y un libre pensador, nos dice que los principios pedagógicos están basados en la naturaleza del niño, es decir conocer al niño como tal, no como un “hombre en miniatura”, debe de ser dueño de sí mismo, se deben de considerar los intereses y capacidades del niño, estimular en el deseo de aprender y analizar qué y cuándo debe enseñarse al niño en su etapa de desarrollo, de igual manera que Rousseau decía que los adultos tenían que evitar que el niño se contaminará con la corrupción de la civilización ya que de ahí se derivaba la educación negativa.
Rousseau consideraba a la educación como el camino idóneo para formar ciudadanos libres conscientes de sus derechos y deberes en el nuevo mundo que se estaba gestando.
También nos dice que consideraba que al niño se le debía de educar como él era y no como un adulto, se le tenía que dejar al niño expresarse, de forma natural, y se le debe enseñar por medio del juego como se hace hasta el día de hoy.
Uno de los principales aportes que realizó Rousseau fue señalar que el niño es “un ser sustancialmente distinto al adulto y sujeto a sus propias leyes y evolución; el niño no es un animal ni un hombre, es un niño”. Rousseau señala las diferencias fundamentales entre el niño y el adulto que conlleva a que los educadores comentan dos errores: 1 Atribuirle al niño conocimientos que no posee, lo que deriva que se razone o se discuta con él “cosas que no está capacitado para comprender e incluso con razonamientos incomprensibles para el niño” Para Rousseau el niño es aún incapaz de emplear la razón. 2 Inducir a que e l niño aprenda a partir de motivaciones que le son indiferentes o inteligibles. Ya que el proceso educativo debe de partir del entendimiento de la naturaleza del niño del conocimiento , de sus intereses y las características particulares que el niño tiene Rousseau nos dice que el adulto debía de evitar que el niño se contaminara con la corrupción de la civilización, ya que de ahí se deriva la educación negativa, los primeros cuidados del hombre, son los de el, se debe a si mismo al alcanzar los principios de la razón, debe de ser capaz de juzgar cuales son los medios mas propios para el así como también dice que debe de saber identificar lo que esta bien y lo que esta mal.
La educación negativa se refería a que el niño iba a poder identificar lo que estuviera mal y lo que estuviera bien.
Por medio de las sensaciones el niño conoce el mundo que lo rodea, se define a la observación y la experimentación como el camino por el cual el niño inicia la aprehensión del mundo que le rodea. La interacción con el mundo físico por medio de los juegos es una de las maneras en las que el niño comienza a conocer, a través de estas prácticas el niño sería capaz de desarrollar el sentido del discernimiento, cualidad que le permite al niño diferenciar entre él yo y el mundo que le rodea y encontrar las diferencias y las regularidades existentes. Para Rousseau la educación debe de adecuarse a cada una de las etapas de desarrollo del niño; los contenidos y objetivos de la educación deben trazarse a partir de los intereses y motivaciones del alumno acorde a su etapa de desarrolla. Esta postura conducirá a que el alumno sienta realmente aprecio en interés por el proceso educativo al no ser este ajeno a su situación. Rousseau establece tres postulados que deben guiar a la acción educativa: considerar los intereses y capacidades del niño.
Estimular en el niño el deseo de aprender, analizar qué y cuándo debe enseñarse al niño en función de su etapa de desarrollo.
Al niño, se le debe dar la más amplia libertad, “juega y corra en el campo, sin restricciones”, lejos de las costumbres enviciadas de la ciudad, que “perder” el tiempo, genera educación, ya que no enseña la virtud ni la verdad, sino a preservar el corazón de los vicios y, el ánimo de los errores.

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